Lágrimas, bondad y agit prop
Los que vivimos en la izquierda nuestras juventudes aprendimos dos cosas inefables que finalmente nos vimos obligados a desaprender: por un lado, nos convencimos de que el marxismo, fundamento aparente de las políticas de las izquierdas, era una concepción científica del mundo en general, y de la sociedad y de la historia en particular, en la que, en consecuencia, lo sentimental y lo estético tenían poca cabida; por otro lado, nos convencimos de la superioridad moral de la izquierda y, sobre todo, de la superioridad moral de sus dirigentes.