Fernando Caro: Fukusima, 6 meses después
Si Fukusima establece el nivel general de seguridad ante sucesos naturales, para las instalaciones nucleares occidentales, podemos considerar como más que aceptable la seguridad en tales instalaciones.
Si Fukusima establece el nivel general de seguridad ante sucesos naturales, para las instalaciones nucleares occidentales, podemos considerar como más que aceptable la seguridad en tales instalaciones.
En Liova corre hacia el poder, Aguinis logra un relato estimulante e instructivo, dotado de un equilibrio preciso entre la erudición que caracteriza a sus ensayos políticos con la seducción narrativa tan típica de sus novelas. Liova corre hacia el poder se suma así a una bibliografía fecunda que ya hace tiempo consagró a Aguinis en el panorama de las Letras latinoamericanas.
El rescate griego no sirve para nada. Lo único que hace es perjudicar. Y con él, entra en decadencia el Estado de derecho. Los europeos, antes ciudadanos honestos, se están convirtiendo en una banda de sobornadores y extorsionistas, tal y como expone el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung en su edición dominical.
Por supuesto no todos los países siguen esa deriva diabólica, y hay izquierdas y derechas mucho más razonables y serias que las aquí descritas. Pero Perú aumenta la preocupación, primero porque es un gran país y segundo porque este doblete de líderes no ha permitido muchas esperanzas. De Guatemala a Guatepeor… Ha ganado el Guatepeor. El sátrapa venezolano ríe feliz viendo cómo crece su delirante imperio…
Después de la debacle electoral del partido socialista y la marcha atrás de Chacón, en Ferraz, saltándose todos los planteamientos aireados de democracia interna, los llamados “barones” cierran filas en torno a Rubalcaba. Ahora es el momento más adecuado para analizar quien es este hipotético salvador de un buque que va a pique.
Tras partirse el colofón de su espalda en tiempos de escuela, instituto compartido con conservatorio, escuela politécnica y doble diploma en una ingeniería X por uno de los centros más prestigiosos de Y, decidió volver hace algún tiempo a España: 3 idiomas y 5 años de vida laboral altamente cualificada sin haber llegado a los 30. ¡Chapeau!
Luis D’Elía no es un personaje cualquiera. Ha sabido trascender en la escena nacional gracias a un discurso duro, que no duda en reivindicar al odio y a la violencia. Abiertamente y sin tapujos, asume el rol que viene ejerciendo desde hace años: ser el principal defensor público de Irán en Argentina.
La izquierda está muerta y enterrada. Ideológica e intelectualmente hablando. Pero aún se agita, convulsa y compulsiva. Como si fuera un zombi agusanado que de tumbo en tumbo todavía puede producir desastres allá por donde va chocando, desprendiendo el olor fétido de lo que lleva mucho tiempo caducado.
Tendríamos que empezar de nuevo aplicando, precisamente, virtudes no genuinamente españolas: abnegación, esfuerzo denodado, humildad, disciplina, austeridad, sentido de la nación y del estado, es decir responsabilidad, y no llevar pesados fardos a nuestras espaldas, lo demás son milongas. ¡Casi nada!
Sin duda hay esperanza para la izquierda, pero tal vez deberíamos dejar de buscarla en un sillón de avión en primera, en una suite de lujo o en el despacho más amplio del FMI.
Los males de la ideología no son específicos de aquellos que defienden ideologías totalitarias sino también de aquellos fundamentalistas que creen estar poseídos de una razón hiperdemocrática.
“Si los sindicatos no fueran lobbies de liberados, estarían organizando ahora mismo una huelga general exigiendo la abolición del salario mínimo, que impide encontrar trabajo a los jóvenes menos cualifi
Así que la cuestión que aquí y ahora planteo es muy sencilla. Aquí y ahora: ¿quién siente la pasión de la libertad? ¿Quién habla en su nombre? ¿Quién enarbola su discurso?
¿Quiere esperar Rajoy a los hechos consumados para saber si dejarle a Zapatero el resto de la legislatura para solventar el “marrón” de “la paz”? ¿Acaso no tiene la suficiente confianza en la solución democrática y legal de la derrota de ETA mediante el Estado de Derecho? Entonces, ¿qué pinta el PP en el País Vasco… o en el Gobierno de España?
También es muy ilustrativo lo que dice Vázquez Rial en “La izquierda reaccionaria”: ‘Breznev y Kosiguin no empezaron a encerrar a los disidentes en clínicas psiquiátricas porque se sintieran en la necesidad de disimular que en la Unión soviética había presos políticos, cosa que se sabía en todas partes, sino porque realmente creían que la disidencia era una forma de enfermedad mental.
Ya no se trata de asuntos de derecha o de izquierda (que a estas alturas del espectáculo vale tanto como discutir por esta o la otra barragana); más bien es cosa de una patulea de parásitos que han encontrado en la política y en sus gabinetes anejos de artistas y literarios lo mismo que una legión de pulgas en una bosta de vaca.
La propuesta que llamo “Cheque inverso“ la he comentado en alguna ocasión con poco éxito. Es una idea sin madurar y por lo tanto se aporta como sugerente elemento de reflexión. Se basa en que tras el imprescindible proceso previo, surja una red de centros –de primaria y secundaria- como opción voluntaria para aquellos padres dispuestos al pago al comienzo de curso –como fianza- del coste real calculado del puesto escolar a ocupar.
La derrota frente a la realidad. Es, pues, la izquierda misma lo que está en cuestión. Si sus concepciones y sus políticas (amablemente aplicadas tantas veces por la derecha) dan para algo más que para dirigir a los países a la bancarrota, a las tiranías duras o las tiranías blandas. Esta es su enésima derrota frente a la realidad: la vieja sabiduría de que no se puede vivir gastando lo que no se tiene. La vida misma que ellos ignoran en su pesebre ideológico para elegidos.
Esperanza Aguirre propone ahora nada menos que volver al camino perdido, el de los ilustrados, y ofrecer a los jóvenes con vocación, capacidad, voluntad y disciplina intelectual la posibilidad de liberarse de los determinismos de su origen, de su barrio, de su clase, sirviéndose de la enseñanza pública para igualarse con los hijos de la burguesía que pueden pagarse los colegios de élite de imposible acceso para los humildes.
¿Qué le ocurre a nuestras Universidades? ¿Aún son el templo de la inteligencia, o se han convertido en un conspicuo reducto de la imbecilidad ilustrada? ¿Qué le ocurre a la izquierda? Y, por ende, ¿qué le ocurre a esa izquierda enquistada en los púlpitos universitarios, convertida en gurú de ideas caducas, cuyo romanticismo revolucionario es tan kitsch como irresponsable?