Mario Noya: “Revolución en Egipto. Diccionario urgente”

Por Mario Noya

Vía Libertad Digital

– Árabe, Calle. Ali Alyami, director ejecutivo del Centro para la Democracia y los Derechos Humanos en Arabia Saudí, con sede en Washington DC, sostiene en el medio neocon de referencia, The Weekly Standard:

En vez de aceptar que la revuelta árabe es lo que es: el rechazo a unas condiciones de vida deshumanizadoras, la mayoría de los analistas occidentales ha desenterrado sus viejas notas y reciclado sus presagios de siempre: el resultado inevitable será que los islamistas tomarán las riendas y movilizarán a los árabes contra los intereses occidentales (…) Por lo que sabemos hasta ahora, los levantamientos en Túnez, Egipto y Yemen han sido organizados y llevados adelante sobre todo por civiles no partidistas movidos por anhelos universales y por el rechazo a unos regímenes corruptos que los esclavizan a través del miedo, la intimidación, el hambre y el menosprecio a los derechos humanos.

– Ayuda. Egipto recibe de EEUU unos 1.500 millones de dólares al año en concepto de ayuda. A lo que suele ayudar Washington con esa formidable cantidad de dinero es a hipertrofiar el Estado egipcio: hay ejercicios en que se queda el 90% del total. Gente como Sharansky pide que se condicionen las ayudas al avance hacia la democracia liberal, y que el 20% del monto de las mismas se destine, precisamente, a cuestiones relacionadas con las reformas prodemocráticas. Por su parte, Reuel Marc Gerecht, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, ha escrito:

Aún tenemos una considerable influencia financiera en las Fuerzas Armadas egipcias; y no deberíamos dudar en usarla si el Ejército no pone fin a las draconianas medidas de emergencia, propias de un Estado policial, y establece enseguida un Gobierno de transición que incluya a prominentes personalidades del mundo civil.

B

– Bandera. Los colores de la enseña egipcia son el negro de la opresión, el rojo de la sangre derramada en la lucha por la liberación y el blanco-resplandor del futuro. El águila dorada es la de Saladino.

Baradei, Mohamed el. Ex director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica, recibió el Nobel de la Paz en 2005. En 2009 anunció que retaría a Mubarak en las presidenciales de 2011, y en 2010 boicoteó las muy fraudulentas elecciones legislativas. Hay quien le considera un oportunista (llegó al país con la revuelta en marcha) que no conoce el Egipto real, de tanto patearse el mundo, pero precisamente en su debilidad ven algunos su fortaleza: como no tiene apoyos propios ni suscita pasiones por donde pasa, puede ser el hombre de consenso que siempre se anda buscando en estas situaciones. Pero como la figura del jefe del Estado es cualquier cosa menos decorativa, igual se queda con las ganas de tocar pelo presidencial.

– Bush. Tenía razón. Y por esos sinuosísimos lares no se le ninguneaba como si fuera un presidente posmoderno del Gobierno de España. Michael Rubin, del American Enterprise Institute:

Los jefes de Estado árabes puede que le tuvieran antipatía, pero le respetaban. Después de que expulsara a Sadam Husein y supervisara las primeras elecciones libres celebradas en Irak (enero de 2005), entendieron que no podían menospreciar su resolución. Es curioso que, mientras los gurús americanos trataban de presentar la guerra de Irak como un acontecimiento que disminuía la influencia americana en la región, incluso los propios asesores de Gadafi atribuyeran el giro dado por el dictador libio en la cuestión nuclear a la mezcla de respeto y temor que sentía por Bush luego de la invasión americana de Irak.

C

– Coptos. Son el 10% de la población, y están muy hartos de que se les humille y persiga y machaque en su propia tierra. “Los coptos son [los habitantes originarios] de esta tierra (…) Tratamos a los huéspedes que vienen a vivir aquí con amabilidad (…) Pero estamos dispuestos a morir como mártires si alguien ataca nuestro mensaje cristiano”, clamó el arzobispo Bishoy, posible sucesor del papa Shenouda, en septiembre del año pasado. La Hermandad Musulmana considera que Egipto, cuya religión oficial es el islam, no puede tener un presidente copto. Bishoy de nuevo: “Nosotros amamos [a los miembros de la Hermandad Musulmana] porque Jesús nos lo pidió… pero yo sería feliz si la Hermandad empezara a creer en los derechos humanos”.

D

– Democracia. Convendría, dentro y fuera de Egipto, tener bien presentes estas palabras, que pronunció el diplomático Edward Djerejian en 1992, luego de la anulación de los resultados de las elecciones argelinas, en las que los fundamentalistas del Frente Islámico de Salvación (FIS) habían cosechado un éxito resonante:

Nosotros creemos en el principio de “Un hombre, un voto”, no en el de “Un hombre, un voto, una sola vez”.

Lo importante, ahora y siempre, no es la democracia sino la libertad. Por eso lo crucial es fortalecer las instituciones que hacen posible la vida en libertad (prensa, partidos, universidades, organizaciones cívicas, iglesias…), y contar con una Constitución y un Estado de Derecho dignos de tal nombre, y por tanto sustentados en los derechos y libertades naturales del hombre y en la división real del poder.

Thomas Friedman, uno de los columnistas más influyentes de EEUU:

Al final, e involuntariamente, el presidente Obama ha hecho una contribución tremendamente importante a la revolución democrática egipcia. Como su equipo nunca encontró el tono adecuado para respaldar completamente la revolución de la Plaza de la Liberación hasta que ya se había producido, la gente que allí se congregó sabe algo de lo que se desprende un poder tremendo: la revolución la hicieron ellos solos. (…) Esa sensación de poderío y autenticidad –lo hemos hecho nosotros y para nosotros– es lo que hace que el movimiento democrático egipcio tenga ese tremendo potencial en toda la región (…) Hasta el momento, el movimiento democrático en el mundo árabe se reducía a la liberación de Iraq, comandada por EEUU, que, precisamente por estar comandada por EEUU, no ha servido como modelo. (…) El mensaje procedente de El Cairo será: hemos intentado el naserismo, hemos intentado el islamismo, y ahora vamos a intentarlo con la democracia. Pero no con la democracia importada del Reino Unido y traída aquí por América, sino con la democracia concebida, gestada y alumbrada en la Plaza de la Liberación. Ese mensaje resonará entre los árabes; y en Irán.

E

– Ejército. Tras la caída de Mubarak, sigue teniendo el poder. Puede comandar la transición hacia la democracia… y puede que no. De nuevo Reuel Marc Gerecht:

Donde antes había un estamento militar con un nivel de vida que como mucho alcanzaba para lucir una pobreza digna, ahora nos encontramos con unos oficiales que viven como pachás, con unos ingresos muy por encima de sus salarios. Añada a esta pirámide de privilegios los de los parientes de los altos mandos que se sirven de sus contactos para jugar el juego del capitalismo de los amigachos, y a los militares de rango medio que no conciben verse fuera del universo de la milicia, y obtendrá un montón de hombres y mujeres que, verdaderamente, no quieren que Egipto cambie demasiado. El enemigo de la reforma y la democracia en Egipto –y en cualquier parte del mundo árabe– no es sólo el poder de los dictadores y sus familiares, sino el apetito y las expectativas de las Fuerzas Armadas, artífices del autoritarismo moderno.

– Estabilidad. Cuando la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, aseguró, el 25 de enero, que el régimen de Mubarak era “estable”, Mohamed el Baradei replicó:

Estabilidad es una palabra muy perniciosa. ¿”Estabilidad” a costa de 30 años de ley marcial y elecciones amañadas?

Al egipcio-americano Ahmed Zewail, premio Nobel de Química, tampoco le acaba de agradar la palabra, al menos tal y como se maneja en tantas cancillerías y despachos:

Egipto ha sido estable durante estos 30 años porque no tenía proyecto ni aspiraciones, porque estaba estancado. Esa clase de estabilidad no puede perdurar.

– Estados UnidosElliott Abrams, viceconsejero de Seguridad Nacional de George W. Bush y miembro del Consejo de Relaciones Exteriores:

Si los regímenes árabes aprenden las lecciones equivocadas y vuelven a recurrir a sus policías y militares, la reacción norteamericana se convertiría aún en más importante (…) Nosotros no podemos conceder la democracia a los Estados árabes, pero sí podemos dejarles bien claro cuáles son nuestros principios y nuestras políticas. Ha llegado la hora de decir a las gentes del Medio Oriente que no están “fuera del alcance de la libertad”, y que les asistiremos en cualquier esfuerzo pacífico que hagan para alcanzarla, y que nos opondremos a y condenaremos los esfuerzos que se hagan para erradicarla.

F

– Facebook. “Shukran, Facebook!”. GraciasFacebook.

– Faraón. Así llamaban muchos a Mubarak. También Daniel Pipes, que en un primer momento, antes de que la megalomanía dominara a aquél por completo, le llamaba “el alcalde”, por su saludable afición a dejar de lado el belicismo y ponerse a construir las infraestructuras que el país necesitaba.

G

– GamalEl hijo del dictador, que quería heredar. Ni está ni se le espera, visto el equipaje que se llevó en su espantá. Ni la Piquer en sus mejores tiempos, oiga.

H

– Hermandad Musulmana. Sus banderas y eslóganes (“Alá es nuestra meta. El Profeta es nuestro guía. Morir en el nombre de Alá es nuestro gran anhelo”) han brillado por su ausencia en la movida libertadora. Según Walid Phares, fue la última en subirse a la ola porque estaba “sopesando la situación”. Y al subirse adoptó un perfil muy bajo. Por cierto, dio su respaldo a Mohamed el Baradei para que negociara con los militares la salida de Mubarak. Los expertos le dan entre un 20 y un 25% de apoyo popular, apoyo popular que se resintió profundamente en los 90 debido a su respaldo a la violencia yihadista. Michael Rubin sostiene que si está mejor organizada que el resto de la oposición se debe a que Mubarak ha sido más implacable, precisamente, con el resto de la oposición. Mubarak y la Hermandad Musulmana, vaya dos patas para un banco, según el célebre disidente Saad Eddin Ibrahim: “Involuntariamente, han conformado una alianzanon sancta” para machacar a los demócratas. Friends of Israel, iniciativa proisraelí lanzada por el expresidente Aznar, ha pedido que se excluya a la Hermandad del proceso democrático para prevenir que lo que pudiera ser el Berlín-89 del mundo árabe se convierta en la reedición de Teherán-79.

I

– Irán es Irán y Egipto es Egipto. Son muchas las diferencias, ahora y en 1979, y pocas las semejanzas; pocas pero poderosas: por citar la más importante: egipcios e iraníes han demostrado estar hartos de Gobiernos criminales, criminógenos y cleptócratas. Irán, persa, chií, no es un referente para casi nadie en Egipto, árabe, sunní (la exigua minoría chií es objeto de acoso y represión).

– Islam. Es la religión oficial del país. La del 90%, aproximadamente, de la población. Las minorías son objeto de persecución, incluso (para los bahaisformal; también o sobre todo los apóstatas del islam.

Son legión los que piensan que el islam es incompatible con la democracia. Por ejemplo, los corajudos Oriana Fallaci (qepd), Ayaan Hirsi AliBruce Bawer. No José María Aznar. No Álvaro Vargas Llosa. No Saad Eddin Ibrahim, disidente egipcio-americano que cuenta con las simpatías del ex disidente soviético y ex ministro israelí Natan Sharansky: “Ese supuesto excepcionalismo islámico es una proposición falsa porque el 75% de la población musulmana está actualmente gobernada por Gobiernos elegidos democráticamente (Indonesia, Malasia, Bangladesh, Albania… sin olvidar a la India, con sus 165 millones de musulmanes)”. Sea como fuere, lo cierto es que en esta ristra de países brilla por su ausencia el mundo árabe; pero el propio Ibrahim recuerda que Egipto tuvo Parlamento ya en 1866, cuatro años antes de la unificación italiana, y que disfrutó durante un siglo de un régimen democrático, hasta el golpe de Naser (1952).

– Israel. Está en un tenso compás de espera, porque Mubarak era su hijo de puta. Era eso, sí, más que un aliado. Jamás cursó una visita oficial a Israel (sólo acudió al funeral de Isaac Rabin, y entonces no dejó de insistir en que aquello no era una visita oficial), y jamás hizo nada por normalizar las relaciones con Jerusalén; todo lo contrario: si algo ha caracterizado a los medios de comunicación oficialistas durante su égida ha sido su virulento antisemitismo. Sea como fuere, el Ejército egipcio se ha apresurado a garantizar que “seguirá comprometido con todos los tratados regionales e internacionales” suscritos por el país, en una alusión implícita pero inequívoca a los Acuerdos de Camp David (1978).

Por otro lado, Israel tiene razones para el optimismo. Para empezar, como escribía Herb Keinon en el Jerusalem Post el pasado día 30, las revueltas árabes están demostrando que Israel no es el problema:

Desde una perspectiva israelí, uno de los elementos más llamativos de la revolución en curso en Egipto, Túnez y otras partes del mundo árabe es (…) que todo eso no tiene que ver con nosotros. (…) todo el mundo, desde el presidente de EEUU, Barack Obama, hasta (…) la jefa de la política exterior de la UE, Catherine Aston, y el presidente de Francia, Nicholas Sarkozy, llevan años diciendo que la cuestión palestino-israelí es la principal fuente de efervescencia del Medio Oriente. (…) [Pero] la inestabilidad del Medio Oriente no tiene que ver con nosotros, sino con ellos [los árabes]. Tiene que ver con el desempleo árabe, con la pobreza árabe y con la desesperación árabe por un futuro mejor.

Israel puede convertir este desafío que supone la revuelta egipcia en una oportunidad. En los 70, la caída de su mejor aliado en la zona, el Sha, le valió la emergencia de un enemigo formidable: el Irán de los ayatolás, pero eso no le impidió forjar la paz con su archienemigo del sur: el Egipto post-Naser, que acababa de intentar de nuevo borrarle del mapa (Guerra de Yom Kippur, 1973). Egipto, el turbulento y agresivo Egipto, fue el primer país árabe en firmar la paz con el Estado judío. El desafío, ahora, pasa por tratar de forjar las alianzas con las sociedades, no con los estamentos que las sojuzgan. Israel ha demostrado a lo largo de su renacida vida que, para él, no hay desafío pequeño. Por su parte, las sociedades árabes harían bien en dejar de demonizar a Israel. Porque Israel, defiende el nacionalista palestino Elias Khoury, bien puede servirles de ejemplo:

Tenemos mucho que aprender de cómo el pueblo judío emergió de la tragedia del Holocausto y fue capaz de reorganizarse, erigir su país y alcanzar su independencia. Si no lo hacemos, no podremos hacer nada por nuestra independencia.

J

– Jóvenes. Los protagonistas absolutos de la revuelta. Son muchos (la edad media del país, el más populoso del mundo árabe, con sus 80 millones de habitantes, es de 24 años, y los menores de 14 representan el 33% del total de la población) y están muy hartos. En Egipto, como en Túnez y en Yemen y en Argelia, estamos asistiendo a la revuelta de los frustrados con toda la vida por delante y apenas expectativas. De nuevo Thomas Friedman, testigo presencial de los acontecimientos de la Plaza de la Liberación:

La humillación es la emoción humana más poderosa; superar la humillación, la segunda más potente. Esto es, en buena medida, lo que está en juego aquí.

L

– Liberación, Plaza de la. Imágenes de después de la batallaFriedman:

Verdaderamente, el movimiento de la Plaza de la Liberación es una de las más auténticas y humanas apuestas por la dignidad y la libertad que jamás haya visto.

– Libertad. Natan Sharansky: “¿Crees en el poder de la libertad para cambiar el mundo?”. George W. Bush: “La libertad no es un regalo que América ofrece al mundo, sino un regalo que Dios hace a la Humanidad”.

M

– Mubarak. De tanto jugar con fuego, el Faraón se acabó quemando. Digno de figurar en el manual del sátrapa: a base de agitar espantajos varios y de presentarse como el salvador de la patria y de la paz, dejó las instituciones hechas un queso de gruyère y la caja desfondada. Su fortuna, amasada de aquella manera que se veneraba en Sierra Morena, se estima en varios miles de millones de dólares. Ah, y tampoco fue un aliado de EEUU, sólo su hijo de putaMichael Rubin:

La idea de que Mubarak fue un aliado leal (…) es un mito. Cuando Egipto participó en la coalición para expulsar a Sadam Husein de Kuwait, en 1991, no lo hizo altruistamente sino sólo después de que el presidente Bush y sus colegas europeos convinieran en perdonarle 14.000 millones de dólares de deuda. Doce años después, en la segunda guerra de Irak, Mubarak fue aun menos solidario. Egipto no sólo socavó los esfuerzos para presionar a Sadam para que cumpliera con sus compromisos internacionales, sino que, luego del derrocamiento de éste, trabajó activamente para minar la reconstrucción del país y el reconocimiento del nuevo Gobierno. (…) [Cuando la Administración Bush salió en defensa de opositores como Saad Eddin Ibrahim y Ayman Nour, y llamó a la democratización de Egipto], Mubarak se puso furioso y utilizó a la prensa controlada por el Estado como ariete. Los caricarturistas políticos pintaban a Bush alternativamente como Hitler o como Satán. El diario gubernamental Al Gumhuriyya (…) acusó a los Estados Unidos de ser peor que la Alemania de Hitler.

N

– No. No aprenden. Los tiranos no aprenden. Christopher Hitchens:

Qué gratificante es ver que todos estos regímenes cometen los mismos y obvios errores. Ninguno parece haber dominado unas técnicas de supervivencia bien simples: no permitas que tu extensísima familia arrase cada vez que sale de compras; no señales a tu primogénito como si la gente no pudiera esperar más por él; no satures el paisaje con tu omnipresente retrato; no digas que siempre te votan más de, pongamos por caso, el 75% de los electores; y no trates de cerrar los medios de comunicación: hasta el más soñoliento de tus súbditos se dará cuenta de que algo está pasando.

O

– Obama. Menudo papelón el suyo. Bien que hablaba largo, tendido y bonito en El Cairo casi ayer mismo; hoy, cómo ha callado, y cuánto le ha costado empujar al tirano. Michael Rubin:

Obama debería abandonar su apuesta por la equivalencia moral y abogar abiertamente por una reforma constitucional que dote al Estado egipcio del sistema de contrapesos que necesita para impedir una vuelta a la dictadura. Garantizar una transferencia del poder suave y democrática en septiembre de 2011 llevará a rebajar la rabia contra los Estados Unidos por haber mimado tanto a Mubarak.

P

– Palestina. Gadafi ha pedido a los palestinos que se levanten contra Israel. Harían mejor en levantarse contra los terroristas que les gobiernan en Gaza, que han aprovechado la primera oportunidad para ahogar en sangre la democracia (a Hamás sí que le gusta aquello de “Un hombre, un voto, una sola vez”), y por pedir a Mahmud Abbás y demás jerarcas de Cisjordania que se dediquen más a hacer país y menos a buscarle tres pies al gato israelí.

Los libios. Pobres libios. Significativamente, ellos, que están mucho peor que los egipcios, protestan menos.

– Policía, Día de la. Todo empezó ese día, el 25 de enero, fiesta en honor de una de las instituciones más odiadas por el egipcio medio. De ella se sirvió Mubarak para imponer el terror. El Ejército, como no se manchaba las manos en semejantes tareas, goza de una imagen y un prestigio mucho mejores.

Q

– Qaeda, Al. La Base no acabada de asentarse en Egipto. Lo intenta a su despiadada manera cada dos por tres, pero –por ahora, y ojalá por siempre– no lo consigue. Había el temor de que perpetrara una matanza descomunal en la abarrotada Plaza de la Liberación, pero en estos días intensos no ha dado señales de vida. Ojalá sea lo que parece: una buenísima señal.

R

– Realpolitik. ¿Cómo se las apañarán para jamás acertar una? Eso es por lo mucho que estudian. Gerecht: “Los realistas llevan décadas regiamente equivocados”. Realmente, la política de apoyo a nuestros hijos de puta es muy peligrosa y un foco de inestabilidad y tiene malas salidas.

– Ricciardone. Ex embajador de EEUU en Egipto. Un realista que no se lo salta un egiptano. Michael Rubin:

Entre 2005 y 2008, la cara de la política americana en Egipto fue la del embajador Francis FrankRicciardone. (…) Ricciardone creía que los dictadores árabes eran mejores que las democracias a la hora de asegurar los intereses americanos, por eso dejó de lado la Agenda por la Libertad [de Bush]. En vez de cultivar las relaciones con los grupos reformistas y liberales, Ricciardone buscó reasegurar la relación con Mubarak. Así, el 12 de marzo de 2006 le dijo a un grupo de universitarios egipcios: “Mubarak es bien conocido en los Estados Unidos. Es respetado allí. Si él se postulara en los Estados Unidos, supongo que podría ganar las elecciones como el gigante de talla mundial que es”. (…) En su último año en El Cairo, canalizó el 90% de la ayuda no militar hacia el sector público.

S

– Sadat. A diferencia de Mubarak, tuvo el coraje de pisar Jerusalén aun antes de que Egipto e Israel firmaran los históricos acuerdos de Camp David, que le valieron el Nobel de la Paz en 1978, que también recibió su socio israelí, Menahem Begin. Introdujo numerosas reformas de orden político y económico, al punto de que puso de moda el concepto de intifah, o “puertas abiertas”. Fue asesinado por militares islamistas.

Suleimán, Omar. El nuevo hombre fuerte del país. Jefe del Servicio General de Inteligencia desde 1993. Ha sabido jugar la baza del mediador entre la sociedad civil y el establishment, pero la sociedad civil no acaba de fiarse de él, habida cuenta de que dice que el país aún no está preparado para la democracia. ¿Con otros 30 años de dictadura militar alcanzará? En documentos desvelados por Wikileaks se le presenta como alguien que comparte la agenda de Washington en lo relacionado con Irán, la Hermandad Musulmana e Israel.

T

– Tantawi, Mohamed Husein. Jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, este nubio nacido en 1935 y que libró –como Mubarak, como Suleimán y como Sadat– dos guerras contra Israel habló –según informa Brian Palmer– con el secretario norteamericano de Defensa, Robert Gates, horas antes de que Suleimán anunciara la renuncia de Mubarak. En un cable diplomático norteamericano fechado en 2008 y revelado por Wikileaks se le describía como “encantador y cortés” pero ya mayor y “resistente al cambio”.

– Turismo. Se calcula que representa el 10% de la economía egipcia. La ola liberadora ha dejado vacíos los hoteles. Se entiende, pues, que los egipcios estén muy preocupados:

Queridos turistas: no os vayáis. Nosotros os protegeremos.

– Túnez. Si los tunecinos pudieron, por qué nosotros no, pensaron los egipcios que a partir del día 25 hicieron suya la Plaza de la Liberación. Túnez, pues, o el Efecto Dominó.

– Televisión. Lo estás viendo, está pasando, que dirían en CNN+ antes de que Berlusconi la cerrara para que Cebrián & Co. hicieran caja. Gerecht:

Puede que los árabes no tengan una democracia vibrante en sitio alguno del Medio Oriente (lenta, penosamente, Iraq está consiguiéndolo), pero ciertamente tienen una de tipo virtual, gracias a internet y la televisión árabe por satélite, que, incluso estando controlada por un potentado wahabí de Qatar, ha desarrollado un destacable ethos de combate, enfrentando a expatriados y liberal-demócratas iraquíes contra islamistas, y a ambos contra portavoces gubernamentales. Al Yazira tiene muchas cosas malas, pero en los levantamientos tunecino y egipcio ha mostrado que su corazón y su dinero están con los demócratas de ambos países.

U

– Unidad. Eso es lo que ha mostrado la sociedad egipcia en estas jornadas dramáticas y esperanzadoras. El reto que tiene por delante es saber compatibilizarla con la pluralidad y la libertad. La democracia es discusión, sobre la base de unos principios comúnmente aceptados: igualdad ante la ley, libertad, protección para las minorías, etc.

V

– Victoria¿Que el Medio Oriente tiene una relación complicada con la Modernidad? Desde luego. Nadie sensato dirá que va a ser fácil. Siempre ha sido duro, muy difícil. A la Libertad le cuesta mucho –sangre, sudor, lágrimas– abrirse paso. En todo tiempo y lugar.

W

– WWW. Véase las entradas “Facebook”“Televisión”.

Z

– Zapatero. También aquí (como en Cuba, en Irak, en Venezuela, en Túnez, en China, en Marruecos) ha sido el Ausente; o el Indiferente; o el Complaciente. Sólo ha hablado cuando lo han hecho sus amos (EEUU y UE), y sin proferir un balido de más. Tampoco los luchadores por la libertad olvidarán su presidencia.

Vía Libertad Digital

2 comentarios en “Mario Noya: “Revolución en Egipto. Diccionario urgente””

  1. FERNANDO CARO

    Más allá de la valoración del “Diccionario”, muy oportuno para tener una 1ª impresión de lo que sucede quiero extender mi comentario al marco general de lo que en la orilla sur del mediterráneo acontece.

    POR QUÉ ARDE EL MEDITERRÁNEO

    Mi visión no puede ser la de un historiador porque ni lo soy ni conozco la historia de la región lo suficiente o lo mínimo necesario. Mi visión deriva de una somera observación por lo que, forzosamente, resultará superficial en extremo.

    Y de mi experiencia concluyo que en el Mediterráneo los fuegos no acaban de extinguirse. Su orilla E es su más claro exponente.

    Pero los fuegos surgidos en la orilla sur a lo largo de este inconcluso invierno, que tuvieron sus primeras llamas en lo que fue algo nuestro, parte de nuestra nación, en El Aaiun, allá por el otoño, son de otra magnitud.
    Pero obedecen a una misma causa: la abismal discrepancia entre expectativas y realidades.

    Discrepancias que ya no pueden ocultarse a esas poblaciones sino que les son accesibles y ampliamente conocidas gracias a los avances tecnológicos surgidos dentro de la civilización occidental (el mundo islámico todavía no ha vivido en su seno ni algo equivalente a nuestra Reforma –la disidencia- ni la primera revolución científica, es decir la libertad de pensamiento).

    Y es que la orilla norte, por razones geográficas, económicas, históricas y culturales y por los flujos de comunicación-información cotidianos existentes, es el espejo inmediato en el que se mira la orilla sur. ¿Cómo mantener esa presencia de lo occidental, mediante los flujos de turismo que reciben Marruecos, Túnez o Egipto, por ejemplo, sin pretender que ello influya en unas capas de población para las que esas pautas de vida son una quimera absoluta?

    Porque el viejo Mediterráneo, crisol en el que se han fundido las piezas que componen la estructura de nuestro edificio de convivencia, habrá perdido su relevancia económica en el juego de los intercambios globales pero al igual que perdura “el espíritu” de Grecia y de Roma, queda como huella indeleble en la historia del hombre lo que la evolución de ese espíritu ha aportado, que no es otra cosa que el mejor modelo de convivencia humana jamás logrado.

    No puedo sino repetir lo que creo pensamiento de Ortega que Chaves Nogales repite en “La Agonía de Francia”
    “…hasta ahora no se ha descubierto una fórmula de convivencia humana superior al diálogo, ni se ha encontrado un sistema de gobierno más perfecto que el de una asamblea deliberante, ni hay otro régimen de selección mejor que el de la libre concurrencia. Es decir, el liberalismo, la democracia. En el mundo no hay más. Al menos, por ahora”.

    Y de la evidencia de lo que supone esa aportación a la convivencia civilizada, que es algo que no tiene vuelta atrás en el devenir del hombre pese al sinuoso discurrir de la historia, surge el conflicto al que asistimos: en la discordancia radical entre unas realidades de sometimiento, miseria material e inaceptables faltas de expectativas para todos aquellos que están bajo el yugo implacable del Islam y la realidad de lo que la orilla norte, destino inmediato de los que huyen/emigran ofrece. Como poco.

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