León Trotski

Memorias de la revolución

La de Veintisiete Letras es una edición exquisita. El mérito de la preparación del texto original en francés es de Jean Rière, que también ha escrito el prólogo, que se cierra con una frase de Sartre que me parece precisa y cierta: “Lo que mide la presencia de un hombre y su peso, es la elección que haya hecho el mismo de la causa temporal que lo rebasa”. (Esto merecería una glosa extensa acerca de nuestra relación, mal que nos pese, cotidiana, con la historia, cuyo argumento último desconocemos, aunque nos esforcemos por intuirlo para participar más plenamente en ella, pero no es éste el lugar adecuado). Pero el cuidadoso trabajo de Rière podría haberse dañado de no haber contado con la traducción impecable de Tomás Segovia, que hace tersa y fácil la lectura en nuestra lengua.

Sebastián Urbina: La vida de los otros

También es muy ilustrativo lo que dice Vázquez Rial en “La izquierda reaccionaria”: ‘Breznev y Kosiguin no empezaron a encerrar a los disidentes en clínicas psiquiátricas porque se sintieran en la necesidad de disimular que en la Unión soviética había presos políticos, cosa que se sabía en todas partes, sino porque realmente creían que la disidencia era una forma de enfermedad mental.