Karl Marx

¿Qué hacer con el marxismo?

Yo recomendaría atesorar la historiografía marxista, guardar los dos tomos de El pensamiento griego de Rodolfo Mondolfo o ¿Qué sucedió en la historia? de Gordon Childe, previendo su definitiva descatalogación. Marx era un filósofo de su tiempo, muy brillante por cierto, y un excelente prosista romántico. Tal vez su culpa en relación con el comunismo real y con las socialdemocracias que nos ha tocado vivir no sea mayor que la de E. A. Poe en relación con los asesinos en serie que pululan por el mundo. Y un abismo separa Mein Kampf de El Capital, por mucho que se parezcan Hitler y Stalin.

El ‘Manifiesto comunista’

Lo que aún no se ha descubierto en las derechas es la fórmula propagandística del marxismo, que fue una seudociencia –que influyó en todas las ciencias reales– y, a la vez, un dispositivo publicitario que llevará décadas quitar de la historia: un gran sistema de difusión de mitos que ha conseguido impregnarlo todo, incluido nuestro lenguaje cotidiano. ¿O acaso usted no habla en marxista?

La profecía de Bolívar

Ya muy cerca del final de su vida, el 9 de noviembre de 1830 –moriría el 17 de diciembre–, Simón Bolívar respondió a una carta del general Juan José Flores, a la sazón presidente de Ecuador, admirándose de que éste se hubiese dirigido a él, un “simple particular”, para darle “noticia de lo que pasa en el Sur y pasa con Ud.”. Engominada y ostensiblemente falsa modestia.

Gente de color

Es decir, los negros. Aquellos a quienes la gente del común supone que Obama representa, cometiendo el inmenso error de creer que los individuos siempre representan a un colectivo, cuando –en el mejor de los casos– representan a un lobby o –en el peor– simplemente representan, en el sentido escénico del término, que es el que se emplea en política.

Marcos Aguinis: “Lo llaman atrasismo”

Desde España, el escritor Horacio Vázquez-Rial nos provee de una palabra develadora que acaba de acuñar: “atrasismo”. Se refiere a una potente ideología, infiltrada en los espacios de la izquierda (o llamada izquierda), que en lugar de querer un avance hacia el progreso, impulsa hacia el atraso. Es cierto que ama a los pobres y marginados, pero no los ayuda a superar la miseria. Por el contrario, la miseria de franjas cada vez más grandes es celebrada como una victoria.