Edison Otero

Ese asunto de la verdad

Hace poco, en estas mismas páginas, escribí acerca del cáncer multiculturalista. Dije entonces que no sólo había grupos culturales distintos, y por lo tanto superiores o inferiores, sino que se distinguían los unos de los otros por sus niveles de libertad individual, es decir, por su reconocimiento (o no) del derecho natural a la libertad, con todas sus repercusiones en la situación de las mujeres, los niños y otras víctimas preferentes de la miseria.

Un libro de libros

“El pueblo quiere opio. No quiere intérpretes. Prefiere el espejismo al oasis, prefiere la alucinación lisérgica a la experiencia crítica y científica, prefiere el sueño freudiano a la vigilia racionalista. Y donde digo pueblo digo, sobre todo y particularmente, mundo académico contemporáneo”, escribe Jesús G. Maestro en la presentación del libro del que hoy me ocupo.