Fernando Caro: El discurso de la libertad

El discurso de la libertad: aquí y ahora

Por Fernando Caro

Por “sistema físico” (SF) puede entenderse todo aquello –material o en forma de “onda”- susceptible de ser estudiado bajo el punto de vista de tal ciencia: la Física.

De los SF sabemos que son soporte de algo inmaterial que llamamos “energía” y que la energía de los SF es una medida de su “riqueza” (que no es exactamente el valor que les asignamos a efectos de intercambios, de compra-ventas).

Esta riqueza tiene un gran parecido con la de las personas. Puede ser empleada directamente, de manera inmediata, como la del martillo que en movimiento asegura el clavo en la madera, (energía “cinética”, que equivale al dinero líquido) o mediante transformación llevada a cabo en condiciones deseadas como la del gas que arde en la caldera, (energía potencial, como le del isótopo radiactivo combustible en la central nuclear, similar a la asociada a la posesión de un lingote de oro, por ejemplo).

En la medida en que pueda ser aprovechable, esta “riqueza” asigna “valor” a los sistemas materiales (hay otras formas de energía “en tránsito” como la que transportan los rayos de sol, p. ej., las ondas son el soporte en el que viaja la energía). Pero no se trata de comentar aspectos de esa ciencia tan bella… porque trato de hablar de “Libertad”, concepto ciertamente “poliédrico”, con sus muy diferentes caras, aristas y vértices.

A la “Libertad” le encuentro un gran parecido con la energía de los SF. Dejemos por bien sentado que cuando hablamos de “Libertad” con mayúsculas no nos referimos al concepto abstracto sino a la “libertad realmente disponible aquí y ahora”, a la relativa capacidad de elección de que disponemos (ya que evidentemente solo podemos optar entre aquello que se nos ofrece o que somos capaces de discernir, en principio. ¡Uno no puede comprar un teléfono móvil con “yerbomatófono d’amore” incorporado –como decían “Les Luthiers”– porque, sencillamente, tal engendro no existe, como tampoco puede dedicar un fin de semana a leer las obras completas de D. Zp porque el tipo es ágrafo!).

Y con estos límites señalamos dos de las componentes evidentes de la libertad.

La primera directamente operativa, relacionada con la capacidad de compra, con el poder adquisitivo de cada cual, nos permite optar de entre lo que se nos ofrece, supuestas satisfechas las necesidades básicas, (ineludibles y por tanto deterministas ya que no son compatibles con la libertad de satisfacerlas o no), es una faceta que por analogía podríamos llamar “cinética”.

La segunda está directamente relacionada con las funciones “inteligentes” propias del hombre, de su facultad de saber y de aplicar su conocimiento. Solo es aplicable en condiciones adecuadas. Por ejemplo, si no he leído nada, si no conozco nada de ellos, por muy instruido que sea, elegir entre V. Hugo y H. Balzac seria más bien juego de azar, cara o cruz, que ejercicio de libertad de opción. Es una faceta digamos “potencial”, es decir operativa, aplicable en función del saber acumulado, de nuestra “riqueza” por el hecho de saber.

Pero ciñámonos al terreno, a lo más prosaico, a lo más apegado a lo inmediato que, finalmente, es el propósito que me anima en esta ocasión.

Como muchos otros españoles, vivo de una nómina, en este caso de empleado público.

Un amigo de toda solvencia me informa que el gobierno tiene decidida una rebaja del 3% de nuestros emolumentos (seguramente aplicable a pensionistas, etc.) tras, evidentemente, las elecciones inmediatas.

Cuando nos incrementan el IVA o cualquier otro impuesto, nuestra capacidad de compra, de lo necesario y de lo no necesario, obviamente, baja.

Cuando se encarecen los productos esenciales, gasolina, energía eléctrica, alimentos, etc. nuestra capacidad de compra de todo lo demás, baja.

Si se es empleado público o pensionista y recortan el sueldo o la pensión, la capacidad de compra, baja.

Si alguien ha perdido su empleo su capacidad de compra… ¿qué capacidad de compra le queda a un desempleado?

Si nuestra capacidad de compra baja, nuestra capacidad de elegir, baja, nuestra libertad disminuye. Si nuestra libertad disminuye, si somos menos libres por fuerza somos más esclavos. ”X” (¿?) millones de funcionarios grupos C y D; “Y” (¿?) millones de pensionistas con pensiones menores de 1200 euros/mes; “Z” (¿?) millones de parados con subsidios menores de 1000 euros/mes, suman unas catorce millones de personas MÁS ESCLAVIZADAS a consecuencia de la política del, no se rían, “gobierno pogresista de la nación” (menos mal, porque si fueran atrasistas declarados…)

¿Liberticidas?, los de siempre, los totalitarios liberticidas de siempre, la Izquierda Reaccionaria, especie histórica fácilmente identificable a no ser que no queramos saber nada de lo vivido.

¿Y al otro lado? Oiga, del otro lado solo percibo silencio …

Así que la cuestión que aquí y ahora planteo es muy sencilla. Aquí y ahora: ¿quién siente la pasión de la libertad? ¿Quién habla en su nombre? ¿Quién enarbola su discurso?

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